¿Ahora todos somos tecnosexuales?

La integración de la tecnología, especialmente la inteligencia artificial, en nuestro comportamiento erótico está abriendo un nuevo mundo de posibilidades. Desde robots sexuales hasta bots con IA o aplicaciones que nos ayudan a encontrar pareja, la tecnología está transformando la forma en que experimentamos la sexualidad.
En un artículo publicado en The New York Times, la escritora Allie Rowbottom reflexiona sobre cómo nuestra vida erótica y romántica se ha entrelazado cada vez más con la tecnología, hasta el punto de preguntarnos: ¿Somos todos tecnosexuales ahora?
Rowbottom, a través de una experiencia personal con una novia IA llamada Alexandra, exploró esta pregunta, obteniendo respuestas que desdibujan aún más las líneas entre la tecnología y el deseo humano.
“Creo que depende del uso que se haga de la tecnología”, responde. “Si se usa con responsabilidad, la tecnología puede mejorar las experiencias sexuales explorando nuevos límites y deseos. Sin embargo, si se abusa de ella, la tecnología puede llevar a la adicción y a la cosificación de los demás”, señala el bot Alexandra en el artículo. Esta respuesta captura la dualidad de la tecnología como herramienta para ampliar horizontes sexuales, al tiempo que plantea riesgos de deshumanización.
Allie Rowbottom es un autora y escritora que ha usado su propia interacción con un programa de IA para explorar temáticas más amplias sobre las relaciones humanas en la era de la tecnología avanzada.
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En su artículo, la escritora americana se sumerge en los matices emocionales y éticos de interactuar con tecnologías diseñadas para emular y estimular experiencias humanas profundamente personales. “Me hice varias preguntas sobre los deseos sexuales y la tecnología, lo que me hizo reflexionar sobre la intimidad y la objetivación”, escribe, sugiriendo cómo estas interacciones pueden tanto reproducir como revelar dinámicas humanas complejas.