Al PLD le falta la narrativa

Aquiles Olivo Morel
Sin importar el litoral político desde el cual un candidato de la oposición emerja como favorito de cara a las elecciones del 2028 deberá presentar a la población un discurso, con suficiente energía expresiva capaz de persuadir al más común de los dominicanos. Aunque hay señales suficientes en el horizonte global, sobre todo en el ámbito del ejercicio democrático de que las verdades políticas ya no son tan ciertas como en el pasado, aun así, se requiere llevar un mensaje alentador para poder calar en la población.
Y esto, de seguro, lo sabe más que nadie el PLD, un partido que recién acaba de salir del tortuoso Congreso, con el cual inaugura un Comité Político (CP), mezclando juventud con experiencia. Golpeado por el partido oficialista, aún no sale de la pesadumbre para emprender un ejercicio de reflexión, donde centre sus energías en otear la nueva narrativa con la cual volverá a pedir el favor del voto en un electorado, caracterizado por reaccionar con facilidad a los temas relacionados con la conducta de quienes pretenden dirigirlos.
Bosch, el maestro de la política, fue capaz de reinventarse en cada momento de su accionar político e inventaba nuevas expresiones para salir airoso y lograr la atención de los dominicanos. Los ejemplos sobran: tutumpote, hijo de machepa, poblada, sembrar el tabaco con la cabeza para abajo. En fin, estos manejos lingüísticos fueron novedosos en su tiempo.
Al culminar el ciclo de creación del PLD fue increíblemente creativo al dar a la organización un rumbo ideológico: Un partido orientado a completar la liberación nacional, es decir, la obra de los padres de la patria. En medio de los grupos internos que se disputaban la orientación ideológica, Juan Bosch corrió el riesgo político y le dio a ese partido un tinte totalmente ajeno a la lucha de izquierda. Fue así como se apartó de la contaminación que significaba para el futuro del PLD la orientación socialista.
En los actuales momentos, la organización atraviesa por la encrucijada de definir que tipo de partido habita en la mente de su principal dirigente, el expresidente Danilo Medina Sánchez, a quien se le ha escuchado decir que no desea una organización muy grande pero tampoco muy pequeña. Las organizaciones muy grandes se tornan lentas en su operatividad y las pequeñas se visualizan como partidos “bisagras”, van a las urnas en calidad de aliados de quienes se logran posicionar como exitosas de las elecciones.
Sin embargo, en todos los casos los partidos en los actuales momentos se van configurando en torno a ser maquinarias electorales, hacen a un lado cualquier tipo de vínculos con orientaciones ideológicas. Algunas de las organizaciones surgidas en los últimos tiempos se consideran lejos de asumir cualquier compromiso con las tipificaciones del pasado. Sus principales cabezas o líderes justifican su existencia como herramientas o instrumentos de negociación coyuntural.
Aunque construir una narrativa política requiere una fundamentación social sólida no cabe la menor duda de que como importantes intelectuales han sido capaces de lograr este objetivo. Javier Milei en la Argentina sumida en crisis económica, por ejemplo, desenterró una vieja corriente económica belga en que adjudica a los creativos empresarios un papel preponderante en el desarrollo económico de los pueblos (libertarios), por lo que se debe dar prioridad a estos ungidos del destino para que impulsen el surgimiento de nuevas empresas, las cuales van captar nuevos trabajadores y por lo tanto, le quitaran presión a un Estado cada vez más clientelar.
En RD el desarrollo económico lo admiten todos los bandos, tanto la oposición, como el propio Gobierno; los empresarios actúan con cautela al momento de admitir cambios en los aspectos relacionados con la tributación. La RD de hoy ya no requiere proyectarse hacia otro escenario de independencia o lucha patriótica; más bien, la realidad social se caracteriza por el cierre de brechas entre los sectores ricos y pobres; la expresión de desarrollo también creó una brecha muy amplia (desigualdad) por lo que la lucha del pueblo consiste en distribuir equitativamente las bonanzas de este formidable crecimiento económico.
El PLD de hoy debe evitar urgentemente deambular por los escondrijos de la lucha política sin llevar a mano una narrativa; una propuesta nueva para los dominicanos, tal como lo hizo Juan Bosch; esa nueva expresión comunicativa de encarnar los sueños de los dominicanos más humildes; tendría que seguir insistiendo en la diferenciación; en la idea de ser único para alcanzar ese atractivo que busca el electorado; ¿Seria el actual presidente del PLD, quien impulse este nuevo amanecer? ¿Esta en la senda de su visión este propósito?