Opinión

Del Pelotero, la Niña y el Morbo a la Tomografía de la Degradación Social

Al caso del beisbolista Wander Franco y la menor abusada se le está dando un enfoque adecuado en algunos casos pero en su mayor parte morboso y estereotipado, fuertemente influenciado por el pre-condicionamiento enlatado de las ideologías postmodernas, que mientras se desgañitan exigiendo una educación sexual en la que ponen como estandarte el derecho de los niños a ser entes sexuales, en la que participe como eje transversal su derecho a decidir conforme a un criterio ideológico y no biológico, por el otro desgarran sus vestiduras cuando son abusadas sexualmente. Lamento decir que en lo último me toca coincidir con ellos, pero no se confundan, lo hago por distintas razones.

Son pocos los que se han detenido a mirar ese proceso como un espejo de la crisis de valores que impacta la sociedad dominicana como a muchas otras del mundo, aguijoneada por el abandono o la excesiva intervención del Estado en lo que respecta a muchas de sus responsabilidades o en la invasión de otras que le corresponden a la familia y a la escuela. La educación, la cultura y la preservación de la identidad de la naciones como elementos esenciales para la fragua del tipo de ciudadanos que queremos, hoy son elementos cuasi absolutamente ausentes en las políticas públicas de la mayor parte de las naciones occidentales, especialmente en América Latina, al igual que la intervención excesiva del Estado en el fuero familiar y escolar ha devenido en una crisis de la autoridad parental y del cuerpo docente.

A lo antes dicho se suma la venta de un nuevo modelo de sociedad, sublime, excelsa, “liberal”, “avanzada”, “progresista”, etc., etc., totalmente contrapuesta a la visión de la derecha recalcitrante, clerical, populista, fascista, etc., aunque ya no se le catalogue como sirvienta del imperio, porque la sublimidad a que me he referido como panacea ideológica ha cruzado desde “la lucha sistemática contra el imperialismo yanqui” a ser usufructuarios cuasi absolutos del financiamiento de USAID. A ellos, esos seres celestiales, no les interesa ver en ese ni en ningún otro caso más que una caja de resonancia necesaria para la justificación de los recursos que reciben de sus fuentes en el macabro servicio de alienación de los pueblos, labor que ejercen defenestrando sin piedad todos los valores que van encontrando a su paso, toda la dignidad y sobre todo la identidad de las naciones en las que operan, la nuestra no es una excepción.

En efecto, hoy le podemos llamar Wander Franco, mañana Juancito Pérez, Filomeno del Rosario o Aureliano Buendía, pero sean quienes sean, son los hijos e hijas de la sociedad del “teteo”, del hedonismo sin tasa y otras tantas corrientes generalmente degradantes que han venido convirtiendo las nuevas generaciones en marionetas de las ideologías gracias a la manipulación que ha carcomido totalmente la escala de valores en la cual solían crecer otras, a lo que se debe agregar que han venido engullendo sin misericordia todas nuestras tradiciones e identidad.

He sido mal interpretado por algunas personas que no han entendido cuando digo que el joven pelotero del último de muchos escándalos es también una víctima de veintidós años, que como muchísimos otros jóvenes ha crecido en una sociedad con cada vez más planteles escolares pero con cada vez menos escuelas, porque las aulas han pasado a ser jaulas y no un manantial donde se abreva el conocimiento, están en gran medida vacías de maestros al igual que la casa de padres. Hay maestros y hay padres, no se trata de ser injustos con los que merecen el título, pero no todos con la vocación y capacidad que requieren nuestros desafíos, no todos preparados para comprender la dimensión de la responsabilidad que esas pal…

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