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Draymond Green, el nuevo Dennis Rodman de la NBA: su espiral violento y por qué necesita ayuda

 Tres expulsiones en dos meses y la suspensión de 12 partidos de la NBA lo dejaron al borde del abismo. Las similitudes con el Gusano, sus escándalos y conductas. Pasado, presente y futuro del obrero, figura que tiene los Warriors.

Ver a Draymond Green, desde el estilo de juego hasta sus excesos violentos, es como volver a vivir la época de Dennis Rodman, hace casi tres décadas. Con algunas diferencias, claro, pero también muchas similitudes. Las dos caras de un jugador, lo mejor y lo peor, en un mismo envase. Un volcán en amenaza de constante erupción. Ambos con un problema similar y un diagnóstico bastante parecido: como el Gusano antes, Green necesita contención y ayuda, sin dejar de ponerle límites. De los Warriors, su entrenador, la NBA y su entorno, si es posible. Y él, además, debe comprender la gravedad del momento que vive, luego de ser expulsado tres veces en 45 días y recibir la suspensión indefinida de la NBA. El obrero de lujo de GSW está a tiempo. Pero, también, puede desbarrancar totalmente, en los próximos meses, si sigue este espiral violento que comenzó hace 7 años y ya le costó 194 multas y 2.231.780 de dólares perdidos por sanciones.

Tal vez podamos decir que Rodman fue un poco más allá porque a lo que hizo en la cancha, tal vez con menos actos violentos que Green, se le sumarpm decenas de polémicas y escándalos que protagonizó fuera del campo. Pero, claro, tal vez muchas de las cosas que hizo tuvieron que ver con un período de crecimiento muy sufrido, más aún que el de Draymond. A Dennis lo abandonó su padre, la madre lo echó de la casa, fue homeless, estuvo brevemente en la cárcel por un robo y lo expulsaron de una facultad. Por suerte, en Oklahoma, una familia (blanca) lo adoptó y rescató del precipicio por donde hacía equilibrio. Así llegó a la NBA pero, tras ser dos veces campeón con los Pistons, intentó suicidarse dos veces (ambas en Detroit). Cuando pasó el vendaval psicológico, “sacó todo para afuera”, transformándose en un personaje extrovertido, disruptivo, polémico, que vivió a mil por hora bajo sus propias reglas y sin importarle el qué dirán.

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