El primer episodio: La crisis fronteriza

Aquiles Olivo Morel
5 claves para entender la crisis haitiana y como se llegó a la crisis fronteriza, a consecuencia del desvío de las aguas del rio Masacre y como en un reconocimiento unilateral de las autoridades haitianas admiten la imposibilidad de detener esa iniciativa privada, en medio de su debilidad institucional.
Algunos especialistas abordan el tema haitiano como una realidad inmanejable por los actores políticos envueltos en la crisis político y social prevaleciente, la cual se profundizó con el asesinato el 7 de julio, 2021 del presidente Juvenal Moise, sin que aun se conozcan a ciencias ciertas los intereses haitianos envueltos en este suceso.
Haití nunca ha sido reconocido en la Comunidad Internacional como una nación viable, capaz de marchar por si sola en la construcción de un régimen democrático. Los accidentes históricos; la pobreza; la poca inclinación de la clase política a decidir el tipo de sociedad en la cual el vecino país pueda emprender un desarrollo sostenido; los intereses entre diferentes facciones políticas y la misma estructura de la sociedad han impedido que esto suceda.
Golpes de estado; interrupción de los procesos electorales; asesinatos de lideres políticos y un clima de inestabilidad impulsaron a la construcción del clima de inestabilidad prevaleciente.
François Duvalier (Papa Doc) fue un médico y político haitiano, presidente constitucional de su país a partir de 1957 y posteriormente, desde 1964 y hasta su muerte en 1971, dictador de Haití en calidad de presidente vitalicio. Fue sucedido por su hijo Jean-Claude Duvalier. Su excepcional manera de ejercer el poder en Haití le permitió cierto grado de tranquilidad interna; sus manos férreas en el abordaje de los temas y su inclinación dictatorial significo un largo periodo de tranquilidad interna, lo cual influyo en el escaso desarrollo político.
Su hijo, en cambio, no corrió igual suerte. Su ascenso al poder se vio caracterizado de inmediato por la inconformidad; por la esperanza de salir de ese estilo de gobierno, centrado en una figura con tinte de dictatorial. Se acercaron los vientos de los modelos democráticos y de inmediato se abrieron las compuertas a los golpes de estados; gobiernos venían y gobiernos caen en el curso de estos ensayos electorales. En medio de las sucesivas crisis emergió un sacerdote salesiano abrazado de la teología de la liberación como un adalid, en quien los pobres vieron un redentor. Jean Bertran Arístides gobernó desde 1991-1996, 2001-2004, convirtiéndose así en el primer presidente electo democráticamente desde la independencia de su país en 1804.
Rápidamente, también fue despuesto por un golpe militar, siendo restituido tiempo después de las manos de los Estados Unidos. Existen pruebas suficientes de que no pudo tampoco enderezar la caldeada situación interna de aquellos días; algunos atribuyen a su temperamento y la crisis económica las razones por las cuales lo enviaron a Sudáfrica, donde paso un largo periodo, dejando nueva vez al vecino país en una situación de agitación política, momento en que aparecen en escena los generales avariciosos en una lucha por el control del poder.
En todos los momentos estelares de la vida política de Haití están presentes los golpes de estados; las figuras de corte dictatorial; la división de las castas y, por supuesto, la imposibilidad de sembrar allí la semilla de la democracia como forma de convivencia.
Tampoco, en este fatídico tránsito, están ausentes las intervenciones militares; la presencia de los Estados Unidos; los ensayos puestos en marcha por la Organización de las Naciones Unidas (ONU); los fenómenos naturales, como acicate de otras crisis mayores; cuestiones sanitarias como la colera y, sin dudas migraciones sucesivas de familias enteras procurando escapar de un prolongado coctel, donde hay ingrediente de todos los tipos agitando la crisis social y política del país.
Ahora, recientemente la expresión de moda se destapa como las bandas armadas, especializadas en el crimen, el robo y secuestros, colocan en jaque la precaria autoridad prevaleciente. Territorios completos son dominados estos bandidos quienes se apoderan y saquean un país prácticamente hundido en la miseria. Nadie se dispone a contrarrestar esta realidad. Por el contrario, los muertos se cuentan por miles a consecuencias de los enfrentamientos cotidianos entre estas expresiones delincuenciales.
El conflicto fronterizo suscitado por el desvío de las aguas del rio Masacre y los reclamos de la Republica Dominicana (RD) para hacer respetar los Tratados de convivencia parecen caer en un vacío. El gobierno dominicano en el manejo de esta difícil situación esta muy consciente de que la Comunidad Internacional tampoco tomará parte de cualquier decisión para encontrar una vía de solución. Solo la providencia y la prudencia pueden invocarse para conciliar el sueño, en medio de esta pesadumbre, una circunstancia de difícil solución.