Opinión

¿Está tomada la decisión por quién votar?

Aquiles Olivo Morel

A muy pocos días para la celebración de las elecciones congresuales y presidenciales en la Republica Dominicana todo el debate político esta girando en torno a si realmente los electores ya tienen definidos seguir apoyando al actual presidente de la Republica. La oposición emprendió un giro en la manera en su actuación creando una nueva sensación sobre ese formidable posicionamiento del oficialismo. Asimiló o reacciono a la pírrica actuación en las elecciones municipales, en las cuales recibió un duro golpe al perder los principales bastiones electorales.

Ahora bien ¿Tienen los electores la decisión, tal como revelan las encuestas de decidir en la primera vuelta la continuidad del presidente? ¿Sería posible remontar tanta distancia en apenas el mes restante y disminuir la brecha, como para forzar a una segunda vuelta electoral? ¿Tiene el pueblo dominicano un olfato político bien desarrollado para ejercer el voto con suficiente inteligencia como para evitar el gasto y la confrontación que implica regresar a las urnas en otra oportunidad?

Nadie ignora los duros golpes recibidos por la oposición con la salida de importantes dirigentes y candidatos en toda la geografía nacional. Estos se marchan al oficialismo bajo diferentes excusas. Ven lejana la posibilidad de éxito por parte de la denominada alianza Recate RD. En otros casos los tránsfugas se van bajo la promesa de canonjías y lo más común recibir un empleo para si y algunos de los suyos.

Las diferentes encuestas en su indagatoria del mercado electoral arrojan unos resultados similares. Aparece el oficialismo ocupando el primer lugar con unos por ciento muy elevado. Y con el pasar de los días también el gobierno se afianza con nuevas acciones políticos electorales.

La oposición se dilató mucho en dar un paso certero en una articulación capaz de retener y ganar nuevas alcaldías. Su reacción a través de la alianza llegó en un momento de mucha confusión y no fue asimilada en su justa dimensión. El propio modelo electoral frenó en muchos casos la posibilidad de obtención de plazas. Sea por los intereses locales de los participantes y por la misma realidad de heridas abiertas entre las dos principales fuerzas que encabezan la alianza.

Tiempo después empezaron a apelar a necesidad de impulsar la participación electoral para concretizar la posibilidad de romper con los equilibrios de los números electorales. Se habla de que una participación electoral por encima del 76% de los empadronados pudiera dar al traste con esa ruptura y conducir a una segunda vuelta.

Me temo que los electores tienen su decisión tomada. Los temas subyacentes que cambian la intención del voto no parecen hacer efecto alguno: Aumento de la canasta familiar; la inseguridad ciudadana; la inflación y los temas de tipo económico; el alto nivel de criminalidad, el desempleo  y el más espinoso el tema haitiano.

Los electores tienen su decisión tomada, salvo que un fenómeno crucial sucediera en los próximos días. Además de la amplia brecha existente entre el presidente de la Republica con sus principales contendores. Y por supuesto, la fortaleza de unidad que proyecta el poder constituye un factor clave para evitar el deterioro de esa amplia intención de voto.

Como se puede apreciar es un asunto del tiempo, sin importar si ya la oposición encontró su rumbo perdido; los días transcurren sin trastornos políticos: Pocos errores del oficialismo; una maquinaria propagandística bien alineada con los aspectos gubernamentales; un activismo por parte del mandatario; y, lo mas importante los niveles de destrezas políticas apoyada con un amplio nivel de aprendizaje de este.

Resulta peregrino pensar que todos estos debates van a exponerlo a un chasco capaz de inclinar la balanza. Por el contrario, va a debatir en condición ventajosa si se aprecia como el presidente aprendió a comunicar los temas del gobierno desde una perspectiva propositiva.

En definitiva: Habrá que esperar cuanto efecto surte el debate presidencial y como los electores pudieran -una proporción significativa- cambiar su decisión al sufragar este 19 de mayo, si no sucede todo quedara consumado ese día, reafirmando los estudios de mercados. Si no sucede,  entonces seria el final de la manipulación electoral y sus efectos psicológicos.

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