Haití: ¡Suspenso transfronterizo continuo!

Aquiles Olivo Morel
Ella no sintió ningún temor por el uniforme del mayor; tampoco pudo comprender la explicación. ¿si ustedes tienen 8 canales y nosotros ninguno, porque no podemos obtener el agua? Este impase sobre el uso de las aguas y la construcción de un desvío de las aguas del río Masacre, en la provincia de Dajabón, enfrenta a ambos países, ahora con una controversia, donde al menos una de las partes carece de capacidad para dialogar.
¡Un caso único! El propio primer ministro, Ariel Henry, no ve posibilidad alguna de detener la construcción del canal. Expresa la fragilidad del go-bierno para imponer la autoridad. Un grupo de empresarios privados se coloca por encima de un país. Peor aún, empujaron a la Republica Dominicana (RD) al cierre de la frontera. Inte-rrumpen un comercio con un volumen de operaciones por encima de los UD$ 1,200 entre ambos países.
Aprovechan la incapacidad de las autoridades y sin disponer de ningún tipo de plano, calendario de la toma de agua; acuerdo para administrar el caudal y, peor aún, sin disponer de una aprobación de la Cancillería iniciaron la obra, con la cual se desata un pro-blema internacional.
Muchas personas de ambos países no alcanzan a comprender como históricamente Haití y RD no han podido sepultar el pasado, reconocer sus propias realidades y emprender una forma de convivencia beneficiosa para las partes.
¡La acción del cierre de la frontera interrumpió el precario diálogo! Fueron ensayos dilatados e infructuosos. Un tratado de paz, Amistad y Arbitraje entre la República Dominicana y Haití, constituye el documento base para revisar los antecedentes como punto de partida para alcanzar algún tipo de negociación sobre las aguas del río Masacre.
El presidente de la República habla como estos 9 empresarios privados disponen y desafían las autoridades de ambos países. Una decisión usurpadora, alejada de la responsabilidad y desafiante de los niveles de autoridad de la RD, sobre un recurso común.
En este nuevo capitulo de discordia los haitianos son sometidos a una res-tricción comercial, la cual obligará en los próximos días a encontrar algún tipo de entendimiento. Resulta obvio, allá nadie está en condición de firmar ningún tipo de acuerdo. La paralización de obra pura y simple retornaría a la rea-lidad anterior.
¿Cuáles salidas se visualizan en este impase? ¿podría asumir la Organización de las Naciones Unidas (ONU) asumir la responsabilidad de interlocutor válido, hasta tanto los haitianos alcancen algún tipo de institucionalidad? ¿Una corte internacional podría citar a estos empresarios para pedir algún tipo de explicación y documentos, del por qué decidieron hacer a un lado los acuerdos e iniciar esta obra?
Ahora las energías estarían orientadas a lograr una salida donde se preserve la soberanía y los derechos de RD, evitando enajenar ese recurso común. Tampoco el gobierno actual puede quedar con la imagen de un blandengue vencidos por un Estado, abiertamente inoperante; el cual reconoció su propia incapacidad de encontrar un mecanismo y someter a estos ciudadanos, los cuales empujaron a un problema internacional, cuyas repercusiones están aún pendientes.
La explicación del militar a la airada señora haitiana en un video, argumentando la parte legal, las firmas del tratado y respecto al mismo, no le pareció ser convincente. La administración de los recursos comunes entre fronteras no siempre se va a lograr, a través de relaciones armoniosas. Los desbalances entre los países; la visión de las partes y las imperiosas necesidades seguirán impulsando las acciones desesperadas.
En lo adelante, la capacidad de diálo-go de ambos países será el mejor camino para evitar el suspenso continuo en las fatídicas relaciones de estos dos países, condenados a compartir una isla con recursos cada vez mas limitados. Hay dos elementos esenciales con los cuales estas perturbadoras situaciones podrían ser superadas: 1) Superar los resabios de ese pasado histórico y 2) emprender el camino de la construcción de una democracia o un modelo político en Haití, como única vía de ir avanzando en la recuperación de esa fragilidad institucional. Las dos son ta-reas de allá, no de aquí. Mientras más demoren: ¡suspenso transfronterizo continuo!