Hay que continuar depurando el Congreso

Ha sido un tema de discusión en diferentes oportunidades cuando hay elecciones, la calidad de los legisladores que nos representan en el Congreso Nacional.
Lo ponen en el tapete algunos candidatos que se sienten con ventaja por encima de los demás aspirantes al cargo electivo o hacen la denuncia algunos partidos con la intención de posicionar sus candidatos.
Lo cierto que al primer poder, el Legislativo, ha llegado gente por pura «suerte» y otros por que son el mal necesario. Está de alguna manera normalizado en el ejercicio político dominicano que quien no tiene dinero, no puede incursionar en esta carrera.
Esos que pueden garantizar solventar su campaña, que no representan una carga para los partidos y que tienen suficiente logística para el día D, son los preferidos para las curules legislativas.
Lo ha dicho Vinicio Castillo recientemente, candidato a senador por el Distrito Nacional por la Fuerza Nacional Progresista (FNP), en alianza con el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).
El abogado denunció que el Congreso Nacional ha perdido calidad legislativa y cuestionó que en los últimos años las funciones fundamentales que deben realizar los legisladores hayan bajado su nivel.
Es cierto que la política ha dejado de ser una carrera para quienes aman servir y procuran el bienestar colectivo más que personal, pero decir que en los últimos años la representación en el Congreso Nacional ha bajado de nivel, es para mí, puro discurso de campaña.
El pasado proceso electoral en 2020, permitió no sólo que un partido recién conformado ganara las elecciones y muchas posiciones en el Congreso Nacional, sino, que con ello, perfiles que habían estado esperando su momento pudieran colarse en la onda que se elevó en pos de sacar al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) del poder, tras un desgaste de 20 años.
Lo costoso de hacer política
¿Que la política se ha encarecido? Lo ha dicho Vinicito también, es una realidad, como sucede con todo en la vida. Se ha creado una percepción de que lo que estamos viendo con relación al costo de hacer política, es cosa reciente, lo que no es así.
El dinero y la política siempre han tenido una estrecha relación, como lo ha sido el clientelismo. Acaso nos olvidamos de las muñecas y bicicletas, de las fundas de comidas que volaban por los aires y de aquel eslogan de «le cogemos la fundita pero no somos reformistas», ante una larga fila que se levantaba desde muy tempranito en la mañana.
Por ello no sorprende que hoy día hacer política es una tarea titánica, y si hay que señalar a alguien de quien fue el primero en posicionar esa forma de hacer campaña, hay involucrados de todos los colores, recientes y pasados.
Pero volviendo a la representación y la calidad de quienes levantan las manos por nosotros en la cámara baja y alta, es importante destacar que el 2020 permitió una limpieza, que pudiera continuar en este proceso que se avecina en mayo 19 de este año.
Una camada de legisladores en diferentes partidos se han centrado en elaborar propuestas oportunas, en acelerar procesos y proyectos que han estado estancados (en especial en la Cámara de Diputados), sumado a una representación y fiscalización real.
No todos los diputados tienen claro cuál es su misión y la muestra está ante los ojos de todos. Omar Fernández, Aníbal Díaz, Juliana O’Neal, Olfany Méndez, José Horacio Rodríguez, Orlando Jorge Villegas, Tobías Crespo, el propio presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pachecho, Amado Díaz, por solo citar algunos nombres, han asumido con gallardía esa posición para la que fueron escogidos por la gente.
Muchos de ellos se estrenaron en 2020 y han sido voces activas en torno a la fiscalización, representación y legislación. Algunos de estos legisladores aspiran a un nuevo período. Es tiempo propicio para que la ciudadanía pase balance sobre el trabajo de cada uno.
No es tan difícil investigarlo. Hay diversas maneras de comprobarlo. En la medida de que los votantes asuman con responsabilidad ir a las urnas para escoger perfiles que cuenten con las condiciones necesarias, en esa misma medida, tendremos legisladores más preparados para tales funciones. Esos que tengan claro que la línea del partido no sea la única opción.
En el Congreso hay perfiles que tal vez no debieron llegar nunca, gente que no sabe ni hablar, que es lo de menos y otros cuyos intereses son más comerciales que legislativos y colectivos, otros que se han convertido en la vergüenza de sus partidos por el supuesto vínculo con negocios oscuros, esos que dan mucho dinero para campañas políticas.
A 54 días de las elecciones, es importante abrir bien los ojos, para distinguir el trigo de la paja, y si vale la pena que votemos por esos que nunca debieron llegar al Congreso. Hay que seguir depurando el Poder Legislativo.