Incremento de las muertes maternas y migración irregular haitiana, un drama social.

Cada vez que una mujer embarazada muere, no solo se apaga una vida. Se rompe una familia. Queda un hijo o hija huerfano. Queda un vacío que trasciende cifras y estadísticas.
Un embarazo no controlado representa una seria amenaza para la salud de la madre y del bebé, La mortalidad materna es una situación alarmante, con cada dos minutos muriendo una mujer por complicaciones durante el embarazo o el parto.
Los controles prenatales puedn realizarse incluso en la etapa preconcepcional, de forma a iniciar el embarazo en buenas condiciones. Los controles prenatales incluyen evaluaciones periódicas, análisis laboratoriales, ecografías, y el seguimiento constante de la salud de la madre y el desarrollo del feto. Esta vigilancia médica permite detectar y tratar a tiempo cualquier complicación que pudiera surgir.

En lo que va del año 2025, la República Dominicana ha registrado 51 muertes maternas, de las cuales 24 corresponden a mujeres haitianas y 27 a dominicanas. Tan solo en la última semana registrada, se notificaron tres fallecimientos de mujeres entre 20 y 29 años. Las estadísticas evidencian que la mortalidad materna sigue siendo una problemática persistente y dolorosa en el país.
En comparación, el año 2024 cerró con 63 muertes maternas, 26 de ellas de nacionalidad haitiana. Estas cifras reflejan no solo un desafío sanitario, sino también un drama humano: detrás de cada número hay una familia marcada por la pérdida y un hijo o hija que crecerá sin su madre.
Muertes que se pueden evitar
La Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya que la gran mayoría de las muertes maternas e infantiles son prevenibles. La clave está en el acceso a servicios de salud de calidad, el control prenatal adecuado, y la atención por personal médico capacitado durante el parto y el periodo postnatal.
De acuerdo con las recomendaciones de la OMS, las mujeres embarazadas deberían asistir a al menos cinco controles prenatales a lo largo de la gestación, aunque esta cantidad puede variar dependiendo de cada caso particular y del criterio del médico tratante. Además, enfatiza la necesidad de atención médica durante las primeras semanas posteriores al parto, momento crítico en el que muchas complicaciones pueden ser detectadas y tratadas a tiempo.
Desigualdades que matan
No todas las mujeres enfrentan la maternidad desde el mismo punto de partida. Muchas cuentan con respaldo médico, educación, planificación y acompañamiento. Sin embargo, otras lo hacen desde la vulnerabilidad extrema: adolescentes, en situación de pobreza, con bajo nivel educativo, o residiendo en zonas rurales donde el acceso a servicios de salud es limitado o inexistente. Según la ONU, estas condiciones agravan el riesgo de morir durante el embarazo o el parto.
Complicaciones evitables
Un embarazo sin seguimiento puede desencadenar serias complicaciones: parto prematuro, bajo peso al nacer, infecciones, desgarros vaginales severos, e incluso la muerte fetal o materna. Los embarazos prolongados o no atendidos adecuadamente pueden incrementar significativamente estos riesgos.
Ministerio de Salud Pública
Ante este panorama, el Ministerio de Salud Pública redobla su llamado a las mujeres embarazadas para que prioricen su salud y la de su bebé. Acudir a los servicios de salud disponibles, recibir orientación y someterse a los controles pertinentes puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Reducir la mortalidad materna no es solo una meta médica, sino también un imperativo ético y social. Proteger la vida de las madres es proteger el futuro de las familias y de la nación.