Informe anual revela cuáles son los objetos que más dejan las personas en los hoteles
Las habitaciones de los hoteles esconden secretos bastantes particulares y es que en el ajetreo del check out o la prisa por tomar un vuelo, es común que los viajeros dejen olvidados diversos objetos
Un análisis del informe anual de Hotels.com, titulado “Hotel Room Innsights Report”, pone en evidencia esta curiosidad y revela que no solo los objetos más comunes quedan olvidados, también algunos de los más extraños que los huéspedes dejan atrás.
Objetos que más dejan las personas en los hoteles
De acuerdo con el informe, reseñado por El Tiempo, entre los artículos más frecuentemente olvidados se encuentran la ropa sucia, cargadores de dispositivos electrónicos, maquillaje y artículos de tocador.
Sin embargo, la lista de objetos inusuales es aún más sorprendente. Personal de algunos hoteles ha reportado hallazgos como un lagarto y un polluelo de mascota, los cuales fueron afortunadamente devueltos a sus dueños.
Además, se han encontrado pertenencias como yesos para las piernas y numerosas dentaduras postizas.
Más allá de lo habitual, el informe destaca una categoría intrigante denominada “lo inexplicable”, donde se enumeran objetos como una olla arrocera, una llanta de automóvil, una licuadora y tuberías de construcción.
Además de los objetos olvidados, el informe también detalla las extrañas solicitudes de servicio al cuarto que han recibido los hoteles.
El personal de la industria compartió anécdotas sobre huéspedes que pidieron desde una bañera llena de agua Evian para bañar a un niño, hasta un menú de alérgenos personalizado para su mascota.
Peticiones tan insólitas como una tostada quemada, un perro caliente con caviar, leche de cabra fresca y dos kilogramos de bananos demuestran la creatividad de algunos viajeros.
Melanie Fish, vicepresidenta de Relaciones Públicas Globales de Hotels.com, señala que estas demandas inusuales van “desde conserjes de guitarra hasta curanderos de mascotas, los hoteles atienden las demandas únicas de los viajeros, que bien pueden convertirse en la norma”, afirma.