Opinión

Inmigrantes indocumentados en pánico

Aquiles Olivo Morel 


Prontamente, se van a confirmar las promesas realizadas por el electo presidente Donald Trump, sobre política exterior, como afrontará las guerras y al interior el tratamiento definitivo inmigración; y por supuesto, en materia de reor­ganización interna, el reto para Elon Musk, quien deberá emprender el camino de simplificar la burocracia, reestructurar las duplicidades de instituciones y, todo cuanto le parezca anacrónico.

Dentro de ese amasijo de promesas la de mayor preocupación está relacionada con el estatus de los inmigrantes ilegales; el énfasis sobre las deportaciones masivas; sin importar lo que se diga al respeto la reacción no se dejó esperar: En todos los EE. UU. hay preocupación colectiva, incluyendo estados cuya mano de obra se fundamenta en estos inmigrantes, como el caso de California, quien se prepara para afrontar de inmediato las medidas del electo presidente.

Todas las organizaciones comunitarias están siendo sacudidas por preguntas; los abogados especialistas en inmigración reciben cientos de llamadas, consultas y visitas de personas que atrapadas por el estrés visualizan esta realidad.

Apenas unas cuantas semanas para la asunción al poder el camino de la nueva presidencia de Trump al parecer estará signado por estas promesas. Millones de indocumentados esperan ansiosos el próximo enero, momento en que ya la Casa Blanca tendrá un nuevo inquilino repleto de ideas sobre redimensionar a los Estados Unidos.

Los analistas especulan sobre el costo de este proyecto, al considerar el altísimo presupuesto requerido para atisbar los aviones hacia los diferentes países; el des­pliegue de una fuerza interna para perseguir a quienes están en esta condición; en definitiva, visualizan la articulación de una logística cuyo impacto social, político y económico tendría repercusión inmediata a lo interno y externo del coloso del norte.

“En total, hay unos 13 millones de personas con residencia legal permanente. Y se calcula que habría 11.3 millones de personas indocumentadas en 2022, la última cifra disponible”. Como se puede apreciar, prácticamente, casi a la par 50/50, sin considerar los aspectos relacionados con quienes se encuentran tramitando su estatus de legalidad.

Para enviar un mensaje lo bastante claro, el electo presidente colocó en esa posición a una figura de línea dura (Thomas Homman), capaz de emprender el mismo día la persecución en los lugares de trabajos, oficinas y campos de producción agrícola, a quienes no disponen de documentación. El presidente Donald Trump expulsó 1.5 millones de indocumentados en su primer mandato, cifra simi­lar que efectuó Joe Biden y Barak Obama algo más de 3 millones.

Por supuesto, a consecuencia del debilitamiento de las democracias en América Latina (AL); crisis de empleos y las caídas de las materias primas, miles de personas marchan en caravana hacia la frontera entre México en los EE. UU. procurando ingresar a la economía más poderosa del planeta. Esta travesía involucra a varios países y tarda varios meses lo que supone un esfuerzo humano, donde las condiciones físicas constituyen el primer factor de éxito.

Las carencias: El colapso de los sistemas sanitarios; la fragilidad de los sistemas políticos y, el surgimiento de dictaduras, como el caso venezolano que empujan a los ciudadanos a prevalecer asumiendo estas arriesgadas empresas migratorias.

No hay dudas de que el presidente Trump irá mucho más allá que la palabrería de un simple fanfarrón, los estadounidenses se dejaron seducir por estas promesas y deberá en sus primeros dos años, aunque luego flexibilice, emprender estas temerosas deportaciones, a contra pelo de las injusticias que en el camino pudiera cometer.

Igual medidas asumirán otros países, también salpicados por los desequilibrios de sus economías: Imitarán las políticas del trumpismo para expulsar indocumentados hacia sus lugares de origen; al final del Siglo XX las olas migratorias ocurrieron en todas partes; fue el resultado de las gue­rras, como ocurrió en el medio oriente; o en AL, a consecuencia de las fatídicas luchas políticas venezolanas o el fracaso de las políticas económicas en Argentina.

Para algunos analistas la fuga de cerebros de todos estos países a quien más bene­ficia seria al receptor, carente de una mano de obra barata impulsora del desarro­llo o sustentadora de aquellos empleos que los nativos ya no toman. Los trabajos agrícolas, la recolección de los frutos, como resulta ser en el estado de California, se amparan primordialmente en estos trabajadores indocumentados.

Las consecuencias inmediatas no pueden definirse hasta tanto no se pueda evaluar el plan concreto a emprender por la nueva administración; sin embargo, con el correr de los días los temores siguen expandiéndose como pólvora, sin considerar la animosidad de todas estas personas, también, se abriga la creencia de que la propia frontera entre México y los EE. UU. ya tendrá otro destino.

La cadena humana que marchaba hacia la misma, por alguna razón, empieza a desvanecerse por el simple anuncio de la designación de Thomas Homman, en la dirección de inmigración, cuya característica fundamental de representar la línea dura de ser implacable con los inmigrantes despeja las dudas de la actitud en carpeta a partir del próximo mes de enero 2025.

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