Turismo

Marea Parda en las Costas Dominicanas: El Sargazo Pone a Prueba el Paraíso Caribeño.

 

Por Ana Bertha Pérez.

Santiago de los Caballeros, República Dominicana. – Las reconocidas playas de la República Dominicana, orgullo del Caribe y destino de millones de turistas, enfrentan una amenaza que se ha intensificado con el paso de los años: el sargazo. Esta alga marina de tono pardo, que antes era solo una curiosidad flotante en el Atlántico, se ha convertido en un verdadero desafío para la economía, el medioambiente y la salud de las costas dominicanas.

El fenómeno ha alcanzado tal magnitud que el presidente Luis Abinader ha elevado el tema a los escenarios internacionales, solicitando que la invasión masiva del sargazo sea declarada una emergencia regional. Las proyecciones son alarmantes: entre 620 mil y 930 mil toneladas métricas podrían llegar a nuestras costas cada año, con posibilidades de superar el millón de toneladas en condiciones extremas.

Turismo Bajo Amenaza:

En destinos emblemáticos como Punta Cana, Bayahíbe o La Romana, el panorama ha cambiado. Las cristalinas aguas turquesa se ven manchadas por extensas alfombras marrones que, al descomponerse, emiten un olor fétido a huevo podrido debido al sulfuro de hidrógeno. Esto ahuyenta a los turistas y afecta directamente a quienes viven del turismo.

“Es devastador. Nosotros vendemos un paraíso y, cuando llega el sargazo, se convierte en un infierno con olor a azufre”, expresa María Liriano, operadora turística de Bávaro.

Para combatir el problema, hoteles y autoridades han recurrido a barreras flotantes, maquinaria pesada y brigadas de limpieza diarias. Sin embargo, estos esfuerzos, aunque costosos, resultan insuficientes. Se necesitan soluciones estructurales y sostenibles.

Un Riesgo Ambiental Silencioso:

Más allá de la imagen turística, el impacto ambiental es igual o más preocupante. La densa acumulación de sargazo impide que la luz solar llegue a los pastos marinos y corales, fundamentales para la biodiversidad del Caribe. La descomposición del alga consume el oxígeno del agua, generando zonas muertas que amenazan la vida marina.

Investigaciones también han revelado que el sargazo puede concentrar metales pesados como el arsénico, lo que podría tener efectos a largo plazo en la cadena alimenticia y en la salud humana.

La Ciencia Responde:

Ante esta crisis, la República Dominicana no se queda de brazos cruzados. El Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCYT) está financiando investigaciones para convertir esta amenaza en oportunidad. Expertos estudian cómo transformar el sargazo en biofertilizantes, biocombustibles, materiales de construcción o carbón activado.

La Autoridad Nacional de Asuntos Marítimos (ANAMAR), junto a otras entidades, mantiene una vigilancia constante vía satélite, lo que permite anticipar las arribazones y mejorar la respuesta en tierra.

Además, se impulsa la colaboración regional, entendiendo que este fenómeno no reconoce fronteras y exige acciones coordinadas entre los países del Caribe.

Un Llamado Urgente:

La lucha contra el sargazo se ha convertido en una carrera contra el tiempo. Más que una molestia visual o un problema turístico, es un síntoma del desequilibrio ambiental global. La República Dominicana enfrenta con responsabilidad y creatividad este desafío, pero el éxito dependerá de una visión de largo plazo, inversión constante y el trabajo conjunto entre Estado, ciencia, sector privado y comunidad internacional.

El paraíso caribeño aún resiste. Pero la marea parda sigue llegando.

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