Mi ventana óptica – La política corrompida

Con el paso del tiempo, vemos que todo tiende a la degradación, como si la carcoma, no sólo corrompiera la madera, o si el humano, siguiendo sus pasos escoge destruir aquello de lo que ha vivido, en este caso la actividad política, esa que sus forjadores destinaron para administrar los Estados.
Juan Pablo Duarte, fue uno de esos grandes pensadores que dio un gran sitial al legado de Platón, definiéndola como “la ciencia mas pura y noble”, y creo en su nobleza, pero consciente, de que quienes no son puros, ni nobles, son muchos que participan de ella.
El hijo de doña Manuela Díez y Juan José, partía de que la misma juega la misión de obrar en favor de los habitantes de los pueblos. Pero hoy mas que nunca, cuando la esta ha sido convertida en la mejor empresa para grupos alcanzar poderes omnímodos que le permite a ellos y los suyos acumular no sólo poder, sino, la excelsa impunidad, para que ninguna justicia que no sea la divina los pueda enjuiciar.
Para sorpresa de esos grandes hombres, hasta en estas naciones llamadas del primer mundo, hemos visto cómo la misma es utilizada para envolver intereses asquerosísimos, que pueden causar nausea a cualquiera que sea un activo ético y moral de los mas altos valores que adornan a la humanidad.
Si la política se complementa de la democracia y viceversa, no es tan fácil de explicar el desatino de quienes han llegado a la conclusión de que en ese juego se vale todo, de ahí que, leyendo el Príncipe, de Nicolas Maquiavelo, descubrí que contrario a lo que algunos creen, él no hacía mas que burlarse de tan primitivo proceder de sus lideres.
Que el nativo de Florencia, no estaba admitiendo eso de “los fines justifican los medios”, en cambio, se mofaba de ese criterio, y peor si supiera que, a estas alturas, él estaría caricaturizando las cantinfladas en que esto ha devenido, incluyendo en naciones que nos vendieron la idea de que se apegan a valores democráticos.
Donde la competencia no se enmarca en el que tenga el beneplácito de los sufragantes, sino, para aquel don y señor que maneja el aparato represivo político, como la justicia, el presupuesto la convierte en instrumento de violencia estatal, con la que aplasta a todo el que le adversa.
Cualquier parecido con el acoso judicial a Donald Trump, en Los Estados Unidos, es pura coincidencia, un juego peligroso para la estabilidad de un país que en la actualidad se juega el futuro imperial y económico frente a una China, que poco a poco lo acorrala.
Y que en países nuestros el panorama luce mas oscuro, por la incidencia del narcotráfico y el crimen organizado, donde la carestía de las campañas, empuja a los aspirantes a cargos a buscar dinero por montón para sustentarla, lo que aprovechan quienes buscan lavar un capital que obtuvieron por la vía menos expedita.
Un fenómeno que ha corrompido la política a niveles nunca antes sospechado, por lo que ninguna persona de buena reputación quiere formar parte de esto. Que, aunque sabemos de la presencia de la corrupción en el país, cuando nos hablan de perseguir algún corrupto, ya no sabemos si se trata de un caso judicial o un plan político para hundir políticamente al contrario.
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