Opinión

Once consejos para pacientes de cáncer (2)

Fausto García

“El hombre que oculta su pasado se niega a sí mismo”. (Fausto García)

Papá no cuenta entre esos casos. Lo que tengo muy presente de él, es que, en un centro de salud de prestigio de esta ciudad, le hicieron unos estudios con muestras de biopsia y todo, y estos salieron super bien.  Al cabo de par de meses viajó a USA y allí se sometió a chequeos y estos dieron como resultado un cáncer fulminante en los pulmones. Y que no cogió larga cama como decimos, pues cerca de los tres meses falleció (15/3/2010), y solo en los últimos días vivió, sintió y sufrió los fuertes e incontrolables dolores que produce esa destructora enfermedad, por lo que gracias a Dios no sufrió mucho. Fue la voluntad de Dios y a Él le hemos dado siempre las gracias.

El primer caso de los cuatro que relato, es el de mi hija Alina, a cuya memoria obedece la fundación que lleva su nombre. A ella le tocó el cervical, y al que le llaman oculto.  Aun en USA se hizo difícil detectarlo a tiempo y cuando se logró, ya por igual había invadido otras zonas. Alina, con apenas 33 años se sometió a todos los tratamientos de quimioterapia y demás, y lo hizo con mucha esperanza de recuperarse, creo que lo hacen la mayoría de los pacientes. Sin embargo, hubo una decisión de entrega y abandono en fe a Jesús, que relataban en ella día tras día, una confianza única.

En USA no dan muchos rodeos para entregar los resultados a los pacientes y se los entregan hasta por escrito. A Alina la doctora a cargo le entregó una carta sellada y firmada, comunicándole que le deba 6 meses de vida, y no duró 5. Se que para ella y para todo paciente es una noticia impactante, pues, aunque no me ha tocado, creo y entiendo, que a fin de cuentas nadie quiere morir, y menos a una edad tan joven, con dos hijos, un compañero y todos los planes y proyectos de familia por delante. Debe ser impactante y por mucho que nos lo imaginemos, solo los pacientes mismos así diagnosticados, son los únicos con palabras, si es que las encuentran, para describir una realidad tan inenarrable como esa, pero que de alguna manera hay que empezar a aceptarla, a convivir con ella los días, los meses o los años que Dios le tenga reservados en este mundo pasajero.

El caso de Alina fue impactante para mí por lo que vi como ella lo asumió y enfrentó.  Dios me dio la oportunidad de estar con ella prácticamente el último mes de su vida en USA. Estuve muy de cerca con ella, acompañándola a los hospitales y tratamientos y luego, finalmente en la casa. Tenía una entereza admirable, una fe robusta, abrazó la cruz de Cristo, se entregó a Él por entero. Recibió la unción de los enfermos muy a tiempo, recibía la comunión, oraba, leía la biblia, aceptaba las oraciones de todos los que iban a orar por ella, tenía siempre un crucifijo y un rosario en sus manos, muy aferrada a ellos. En otros escritos he relatado parte de su interesante testimonio de fe y entrega. Todo ocurrió en medio prácticamente de la pandemia del COVID 19, y ella muere el 4/8/2020. El párroco de la iglesia que le asistió dio el testimonio de la fortaleza de alguien tan joven y dijo -ella lo autorizó a decirlo- que todos los que pudieran no perdieran la oportunidad de recibir la eucaristía, y que ella se lamentaba de haberla empezado a recibir tan tarde.

Entre hospitales, camillas y tratamientos nos tocó hablar de tú a tú. Quedamos en que ambos estábamos claros y conscientes de nuestras relaciones y tratos, y, sobre todo, de la vida. Recuerdo que con una calma, paciencia y naturalidad que espantaba a cualquiera, me llamó y me dijo, venga, siéntese ahí, vamos a hablar, que los días se acaban. Y me dijo lo que quería que se hiciera al fallecer, incluido con su cuerpo, sus hijos, todo. Pero con una naturalidad pasmosa. En verdad, creo que muero y no me encuentro con otro ser humano de tales condiciones y esas características. Y uno de los hechos que merece ser más destacado, es que aun en medio del dolor desesperante que produce muchas veces el cáncer, tan desesperante, que llegan momentos que ni las drogas lo calman, nunca usó sus labios para maldecir o quejarse con rabia o desesperación, fue una entrega, un abandono incomprensible a los ojos humanos. faustogarcia2003@yahoo.com

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