Problemas de menstruación en pandemia no fueron por Covid-19, eran por estrés del confinamiento
Salud. En el confinamiento, para la mayoría de las mujeres, permanecer en casa sumaba inconvenientes como tener que cuidar a los hijos las 24 horas del día,gestionar las responsabilidades del hogar, compartir un espacio reducido con toda la familia, convivir con la pareja las 24 horas del día.
Un nuevo estudio en el que han participado investigadores del Hospital Santa Creu i Sant Pau de Barcelona ha concluido que la infección por Covid-19, su intensidad o duración no es la causa de que algunas mujeres tuvieran alteraciones en su ciclo menstrual durante el confinamiento, sino que fue el estrés y los cambios en el estado emocional los que influyeron significativamente en los trastornos menstruales durante el confinamiento por Covid-19.
Durante el confinamiento, para la mayoría de las mujeres, permanecer en casa sumaba inconvenientes como tener que cuidar a los hijos las 24 horas del día, los siete días de la semana, gestionar las responsabilidades del hogar, compartir un espacio reducido con toda la familia, convivir con la pareja las 24 horas del día y tener que encajar el trabajo en línea.
Al mismo tiempo, una menor proporción de la sociedad estaba involucrada en las llamadas actividades «esenciales»: la más significativa, la prestación de atención médica, pero también el transporte público, la dispensación de productos farmacéuticos, el acceso a alimentos y artículos de salud esenciales en los supermercados, etcétera. Para este subconjunto, la exposición al público implicó un mayor riesgo de contagio.
Este riesgo sumó el miedo de llevar la enfermedad al entorno familiar y contaminar a sus seres queridos a la sobrecarga de trabajo, y algunos optaron por renunciar al contacto con sus familias. La sobrecarga fue especialmente relevante entre los proveedores de atención médica que atienden a personas con COVID-19. Este grupo incluía médicos, enfermeras, personal de limpieza y transporte en el hospital o centro de medicina primaria, y cuidadores en hogares de ancianos. Además, para muchas personas, el proceso de confinamiento implicó la pérdida temporal o permanente del empleo o una disminución significativa de los ingresos.
Todas estas circunstancias constituyen estresores relevantes que impactan negativamente en el bienestar psicológico de la población confinada y, como consecuencia, alteran el ciclo menstrual de las mujeres.