Qué es el lobismo, para qué sirve y cómo se hace

El lobismo, también conocido como lobbying, es una práctica que consiste en influir en las decisiones de los gobiernos y legisladores para beneficiar intereses específicos. Puede ser ejercido por empresas, grupos de presión, asociaciones civiles o individuos con el objetivo de moldear leyes, regulaciones y políticas públicas.
Aunque en algunos países está regulado y es considerado una actividad legítima, en otros es visto con sospecha debido a su potencial para fomentar la corrupción.
Origen e historia del lobismo
El término «lobby» tiene su origen en el siglo XIX en Estados Unidos y Reino Unido, cuando los grupos de interés esperaban en los pasillos (lobbies) de los edificios gubernamentales para hablar con los legisladores y persuadirlos en favor de sus causas. A lo largo del tiempo, el lobismo se ha profesionalizado y convertido en una herramienta fundamental en la política moderna, con empresas especializadas y regulaciones que buscan garantizar transparencia en su ejercicio.
En Estados Unidos, por ejemplo, el lobismo está regulado por la Ley de Divulgación del Lobbying de 1995, que obliga a los lobistas a registrarse y reportar sus actividades. En la Unión Europea, existen normas similares que buscan evitar la influencia desproporcionada de grupos económicos en la toma de decisiones políticas.