Opinión

Reflexión sobre Diabetes y Frutas.

Por Humberto Contreras Vidal

Recientemente se ha recomendado a médicos que trabajan con pacientes diabéticos que evalúan la posibilidad de incluir frutas en la dieta de estos enfermos crónicos. Se trata de que no sean tan tajantes al prohibir el consumo de todo tipo de jugos y de todo tipo de frutas.

Quizás, el enfoque cerrado de una especialidad médica juega en contra de la salud integral del paciente. Descartar todas las frutas de la dieta del diabético basada en su contenido de carbohidratos es ignorar la acción biológica con múltiples beneficios para la salud que también ha sido científicamente demostrada cuando se consumen frutas.

Las reacciones químicas que ocurren en el cuerpo tienen un alto nivel de complejidad. La forma en que se descomponen y se absorben las sustancias contenidas en frutas, o en cualquier alimento, están descritas en muchos procesos bioquímicos conocidos.

Sin embargo, existen especificidades que provocan variaciones en las rutas que pueden seguir las sustancias nutritivas dentro de nuestro cuerpo. A nivel químico la presencia o ausencia de determinados compuestos químicos puede determinar una rápida descomposición y absorción de una sustancia. O bien, una lenta o muy baja absorción.

Esto es lo que explica que, el jugo de una fruta mientras más filtrado -finamente colado- y mar transparente, más perjudicial para un diabético tiende a ser. Asimismo, si se omite la preparación del jugo y se viene directamente la fruta fresca se obtendrá un efecto biológico diferente. Esto significa que, las sustancias contenidas en la fruta sufrirán reacciones químicas dentro del cuerpo que al final tendrán mayores beneficios para la salud en general, y afectarán en menor grado la salud de los diabéticos en términos particulares.

Parte de estas ideas han sido señaladas en las conclusiones de un estudio epidemiológico que fue llevado a cabo en China. La muestra estuvo constituida por medio millón (500,000) adultos chinos de entre 30 y 79 años, a los cuales se le dio seguimiento durante 7 años. Específicamente en este estudio se concluyó que “un mayor consumo de fruta fresca se comprometió con un riesgo significativamente menor de diabetes, y entre los individuos diabéticos, menores riesgos de muertes y desarrollo de complicaciones vasculares importantes”. (PloS Med, 11 de abril de 2017; 14(4).)

La discusión sobre la introducción de frutas en la dieta de los diabéticos ha sido y sigue siendo tema de debate. No obstante, aquí se están presentando importantes resultados de investigación científica que deben poner a pensar a los médicos que trabajan con pacientes diabéticos.

Hace poco más de una década, en la Universidad Autónoma de Chile, se llevó a cabo una investigación sobre el efecto del consumo de frutas, grasas y alcohol sobre el control metabólico en diabéticos. Concluyen que, “entre los alimentos que podrían ayudar a mantener un buen control metabólico, está la ingesta de frutas especialmente de clima templado y el consumo de pescado, además de un consumo moderado de alcohol”. (Nutr Hosp. 2012;27(4):1031-1036)

Quizás, la palabra clave en todo este tema sea “moderación”, en vez de prohibición total. Este nuevo intento sólo busca sensibilizar a los médicos que trabajan con pacientes diabéticos. No todas las frutas son iguales. Hay frutas que pueden contribuir no sólo a mantener controlada la glucosa en sangre, sino que también pueden prevenir otras enfermedades como el cáncer y algunas que afectan al corazón. Quizás, indirectamente se está quitando a sus pacientes estas oportunidades de prevención.

La formación médica tradicional instruye a la persona como profesional. El profesional adquiere conocimiento científico, lo asimila y lo aplica. Así, una persona se convierte en un profesional de la medicina. Es tiempo de superar al médico profesional de la medicina. Es tiempo de dar apertura al médico científico de la medicina. Aquel que, en base a su práctica, experiencia y nuevos estudios, puede comprobar los límites de lo que aprendió. Un médico que trata no sólo de saber sino también de que entienda lo que sabe. Así podrás construir conocimiento. Y de esta manera, podrá dar apertura a su práctica médica científica.

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