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Rubby Pérez murió bajo un techo que ya estaba condenado, según investigación del Ministerio Público

Por David Ruiz

Santo Domingo, R.D. – El reconocido merenguero Rubby Pérez perdió la vida la noche del pasado 8 de abril bajo un techo que ya había sido advertido como estructuralmente peligroso por empleados y técnicos, según reveló el Ministerio Público en su solicitud de medida de coerción contra los hermanos Antonio y Maribel Espaillat, propietarios del Jet Set Club.

El colapso del techo de la discoteca, ubicada en el kilómetro 6 de la avenida Independencia, dejó un saldo de 235 personas fallecidas y más de 180 heridas, en una tragedia que pudo evitarse si se hubiesen tomado las precauciones adecuadas. Así lo establece la acusación del órgano persecutor, que imputa a los dueños del local por homicidio involuntario, conforme a los artículos 319 y 320 del Código Penal Dominicano.

De acuerdo con las investigaciones, los hermanos Espaillat operaban el establecimiento “con una sistemática y grave negligencia en el mantenimiento y adecuación estructural”, permitiendo remodelaciones sin supervisión técnica ni permisos legales. Entre las irregularidades más graves, el Ministerio Público señala la eliminación de una columna clave, la sobrecarga del techo con equipos pesados y la ejecución de obras sin ningún tipo de evaluación por parte del Ministerio de Obras Públicas ni de la Alcaldía del Distrito Nacional.

Horas antes del colapso, se registraron caídas de escombros en el local. Pese a las advertencias de empleados sobre el peligro inminente, Maribel Espaillat —según el expediente— se negó a suspender la fiesta alegando que no podía tomar la decisión sin su hermano, priorizando el desarrollo del evento por encima de la seguridad de artistas, clientes y empleados.

El Ministerio Público designó a un equipo técnico encabezado por los ingenieros Leonardo Reyes Madera, Eduardo A. Fierro y Máximo Corominas Quezada, quienes confirmaron fallas críticas en la estructura del edificio: ausencia de muros de soporte, anclajes deficientes y modificaciones ilegales que comprometieron la estabilidad del inmueble, anteriormente utilizado como cine.

La procuradora Yeni Berenice Reynoso acudió personalmente a la escena tras el desastre y ordenó preservar los escombros para fines de peritaje. Según el documento oficial, el Ministerio Público ha reunido evidencias contundentes de que la tragedia era “totalmente evitable”, y que los propietarios tenían pleno conocimiento del deterioro del techo a través de reportes visuales, fotografías y mensajes enviados por sus propios empleados.

El expediente también indica que los imputados habrían intentado intimidar a testigos para evitar que colaboraran con la investigación.

Por estas razones, el Ministerio Público solicitó prisión preventiva como medida de coerción contra los hermanos Espaillat, a quienes responsabiliza directamente por la muerte de Rubby Pérez y de decenas de víctimas más que aquella noche asistieron a una fiesta sin saber que el techo que los cubría ya había sido condenado.

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