Sorprendido con los detalles de dios…
Fausto García
“El hombre que oculta su pasado se niega a sí mismo”. (Fausto García)
Hace varios años que escribí un artículo que se llamó “Amor al detalle”. Recuerdo de el que no me gusta vender al detalle, aunque este, si es mucho, deja grandes ganancias, como bien saben los grandes comerciantes, pero soy de los que prefieren ganar mucho con ventas al por mayor, aunque menos. Contradictoriamente soy impaciente para ciertas cosas, entre ellas, para el amor, no me gustan los amores al detalle, me gustan los por enteros, al por mayor…
Hay un relato del Evangelio de San Juan sobre la resurrección de Jesús, que nunca olvido, y es el siguiente: “1. El primer día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba la entrada del sepulcro había sido removida…4. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. 6.Pedro llegó detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos tumbados. 7.El sudario con que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos, sino que se mantenía enrollado en su lugar.”
Lo del sudario enrollado en su lugar (que me atreví a subrayar) siempre me ha llamado la atención, por los detalles de Dios. Y hablando de detalles, el también lo tuvo con la mujer, a quien hizo de una costilla del hombre, -ni de la cabeza, para ser predominante; ni de los pies, para ser pisada, sino del centro, de una parte, del tronco, donde merodea justamente el corazón, y esto para ser amada. Al detalle o al por mayor, pero, en fin, para ser amada. En mi caso, lo mío es el por mayor, siento que el detalle me quita tiempo, hace que el tiempo se me vaya antes de tiempo, en fin, soy un hombre de lo macro, no de lo micro, del todo, no de la parte, del buche, no del grano, aunque la gallina se llene su buche grano a grano, esos son sus problemas, no los míos.
No hay dudas de que a las mujeres les gustan los detalles que vienen o son tenidos en cuenta por los hombres para con ellas. Estando en una plaza pública, una de las chicas del negocio donde estaba, hablaba de como ella era y de cómo veía la vida. Sin darme cuenta, la interrumpí y le dije, excúseme, pero soy de la misma escuela. De paso, si esta soltera, estoy buscando una para casarme, pero le advierto que soy viudo 3 veces. Ella me estaba oyendo y escuchando, por consiguiente, no me dejó ni terminar bien cuando se persigno y dijo a todo pulmón “Dios mío, líbrame señor…” Naturalmente que esos detalles a ellas no les gustan.
Pero bien, dejando esta parte del humor, paso a lo más serio, que no por serio deja de también tener humor, pues en mi caso, he estado en muchas circunstancias que no me ha costado más, que echarme a reír, hasta con la muela de atrás como dice el pueblo, y todo porque me he quedado sorprendido de como Dios se ocupa de nuestros detalles, de nuestras cosas menores, menudas, insignificante, en fin, sin aparente importancia. Es tanto así, que además de darle las gracias, le he dicho, pero ven acá mi Dios amado y que pasa contigo, porque te ocupas de estas cosas menudas para mí, sabiendo yo que tu tienes cosas tan grandes, tan mayores, de gentes que realmente necesitan de ti, que esperan de ti un gran milagro para ser sanados, liberados, o, en fin, para sus vidas. Y que, por demás, tu tienes tantas ocupaciones, pues sé que no te dejan descansar, pues casi todos vamos a ti para pedirte, como lo sintió San Francisco. Esta semana que termina, al oír la campana anunciando la misa en la iglesia cerca de mi trabajo (La Altagracia) me dije, déjame ir a la misma (del medio día) pero voy solo a darle gracias a Dios, no quiero pedirle nada, y gracias a Él, así lo pude hacer.
Si me pongo a contarles, la lista se hace larga y al menos para el periódico La Información, el espacio es limitado por palabras, y para el hombre de hoy, la lectura, la literatura y filosofía en general, han ido perdiendo el sabor que tienen, pero mientras viva al menos un poeta, aunque no sea justo, ellas no morirán, pues los poetas son como el sembrador de la semilla (la palabra) que no puede hacer otra cosa que salir a sembrar…y el sembrador salió a sembrar… (San Mateo 13, 3 y siguientes) faustogarcia2003@yahoo.com