Trump sigue liderando la interna republicana y De Santis da un volantazo para intentar alcanzarlo
Unos pocos viejos republicanos se quejan de que Donald Trump se apoderó del partido y están en lo cierto. Los trumpistas dominan la escena a pesar de los escándalos y la conspiración para desconocer los resultados de la última elección. El promedio de encuestas marca que Trump lidera la interna del Partido Republicano con un 50% de apoyo. El segundo, el gobernador de Florida Ron De Santis, no llega a los 20 puntos. Y sucede dentro de una situación extraordinaria, en la que el multimillonario va a hacer campaña desde el banquillo de los acusados mientras transita por al menos tres juicios en su contra y varias otras causas abiertas. Una coyuntura que obligó a De Santis a dar un giro Copérnico, echó a su jefe de campaña y comenzó a atacar con fuerza a quien había sido hasta ahora su mentor. El ex presidente respondió a fiscales y rivales con su clásica furia: “Si vienen contra mí, yo voy a ir contra ustedes”.
Trump está acusado en tres causas penales distintas y se encuentra en libertad bajo fianza. Un cuarto caso penal de Georgia podría abrirse en los próximos días en lo que podría terminar con manifestaciones violentas por parte de sus partidarios frente a los tribunales de Atlanta. Ese es el tipo de escena que está buscando Trump para hacer campaña desde el estrado, seguramente con intentos de desacato frente a los jueces y diatribas para los suyos. Los fiscales del Departamento de Justicia ya pidieron a los jueces que restrinjan las contraacusaciones que Trump lanza desde su propia red social, Truth Social. En los últimos días desde esa cuenta no sólo amenazó a cualquiera que se atreva a criticarlo, sino que se aseguró que “el sistema judicial es de república bananera del Tercer Mundo” y hasta se las agarró con las jugadoras de la selección femenina de fútbol que fueron eliminadas del Mundial de Nueva Zelanda diciendo que ese era un ejemplo más de que “Estados Unidos se va al infierno”.
En los círculos demócratas de Washington aseguran que lo que está haciendo Trump es dar señales de debilitamiento. Creen que si bien los juicios le darán una gran oportunidad para despotricar contra el sistema y la vieja política, también lo degastarán. “Por primera vez, Trump suena realmente asustado, como si finalmente pareciera estar dándose cuenta de que su suerte puede ser única pero no ilimitada”, escribió Philip Elliott en la revista Time. “Los estrados le permitirán hacer escenas para los más radicales, pero no podrá llegar a los republicanos moderados de esa manera y mucho menos a los indecisos…Puede ser que le alcance para ganar la interna, pero nunca para vencer a Biden”, decía otro analista en una de las tertulias de la CNN.
La debilidad ya fue percibida por varios de sus rivales en la interna. Hasta ahora, el único que lo criticaba abiertamente y nunca mostró ninguna simpatía por Trump fue el ex gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie. Era una figura aislada y solitaria hasta hace unos pocos días. Ahora, los canales de televisión y las radios lo tienen cada vez más frecuentemente de invitado para que hable de los 78 casos que pesan en contra de Trump. Y también lo percibió su ex vicepresidente, Mike Pence, que ya se había plantado frente a su antiguo jefe por haber incitado a los disturbios del 6 de enero de 2021 y la toma del Congreso en Washington.
Pence podría ser la peor pesadilla para Trump si se decide a testificar en el juicio por intentar desconocer los resultados de las elecciones de 2020. “Creo que estamos llegando a una bifurcación en el camino”, dijo Pence con esa moderación de monje negro que lo caracteriza. “Está delirando, y ahora quiere demostrar que es un tipo duro”, espetó Trump a su ex compañero de fórmula, que ya testificó durante más de cinco horas ante el gran jurado federal en abril y habló con franqueza sobre los acontecimientos antes y durante el levantamiento del 6 de enero. En caso de que Trump siga adelante con el juicio, Pence podría acabar testificando e, incluso, enterrar definitivamente con las aspiraciones presidenciales de Trump. De todos modos, nadie sabe si se atreverá a terminar con el único candidato que puede hacer regresar a su partido a la Casa Blanca.