A propósito de la visita de una misión de Kenia a Haití, Carta Abierta a los países Africanos rechaza y explica el fracaso de la misma.

La delegación de Kenia que llegó a Haití para evaluar la situación de seguridad concluyó hoy su primera visita al país caribeño, tras reunirse con representantes gubernamentales, de la Policía y el cuerpo diplomático.
HAITI .- En su Carta Abierta a los Países Africanos firmada por cientos de miembros, representantes, ciudadanos de la sociedad civil, comunitaria y cristiana de Haití y a ha propósito de una visita de la policía de Kenia para una evaluación sobre la critica situación de las bandas y pandillas en esa nación, los mismos recurren a una serie de interrogantes.
Por ejemplo, ¿Se ha preguntado el gobierno de Kenya por qué Canadá y otros países se negaron, a pesar de la presión o las ventajas ofrecidas, a involucrarse en esta dudosa empresa criminal? ¿Se preguntó acerca de los objetivos reales de tal empresa? ¿Se ha tomado, como los demás países ya contactados al respecto, el tiempo necesario para reflexionar sobre la trascendencia política y las desastrosas consecuencias de tan sospechosa aventura? En un momento en que varios países de África comienzan a liberarse de las garras de Occidente o a desviarse de la lógica de las nocivas prácticas neocoloniales de Occidente, ¿puede Kenya permitirse, para mayor desgracia de Haití, contribuir al reforzamiento de prácticas tan perniciosas y desestabilizadoras?
¿Ha tratado el gobierno de Kenya de entender los objetivos ocultos y no reconocidos de tal empresa que va en contra de lo proclamado solemnemente en el Acta Constitutiva y la Carta de la Unión Africana (UA)?
De hecho, se menciona en el Artículo II de la Carta: “Los objetivos de la Organización son los siguientes: a) Fortalecer la unidad y la solidaridad de los Estados africanos; b) Coordinar e intensificar su cooperación y sus esfuerzos para brindar mejores condiciones de vida a los pueblos de África; c) Defender su soberanía, integridad territorial e independencia; d) Eliminar todas las formas de colonialismo de África; e) Fomentar la cooperación internacional, teniendo debidamente en cuenta la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos ».
El Artículo III continúa: “Los Estados Miembros, en cumplimiento de los propósitos establecidos en el Artículo II, afirman solemnemente los siguientes principios: Igualdad soberana de todos los Estados Miembros; No injerencia en los asuntos internos de los Estados; Respeto a la soberanía e integridad territorial de cada Estado y su derecho inalienable a una existencia independiente».
Apuntan, a que estarán de acuerdo con nosotros en que el enfoque de los líderes de Kenya es parte de una lógica totalmente opuesta a lo proclamado en la carta de la UA y que hay razón en esta situación para invitarlos, en nombre de estos principios cardinales adoptados oficialmente, a revisar urgentemente este enfoque, que socava gravemente la soberanía de Haití, su derecho a la libre autodeterminación y su derecho a tomar las riendas de su destino. Depende de Ustedes encontrar la estrategia más eficaz para explicar a los líderes de este hermano país que tal elección probablemente alentará y reforzará en Haití la ya inaceptable injerencia de las potencias imperialistas, incluidos los Estados Unidos de América en particular.
Asegurar el liderazgo de esta fuerza de ocupación para los EE.UU. simplemente significa ayudarlos a asegurar mejor su dominio genocida sobre este país, el nuestro, que llevó a cabo la primera y única revuelta de esclavizados exitosa en toda la historia de la humanidad y que al mismo tiempo cambió el orden mundial, colonial, racista y esclavista. Esta revolución constituyó una gran esperanza para el mundo negro y todos los pueblos oprimidos del planeta en busca de la libertad y el bienestar colectivo. Christiane TAUBIRA destacó lo que Haití representa para el mundo y los negros en particular en estos términos: “No es solo a mí que el pueblo de Ayiti abrió las avenidas de un mundo de justicia y fraternidad. Fue también al mundo negro, en su conjunto, que reconoce allí la primera República Independiente, arrancada luego codificada por antiguos esclavos, construida en la morgue del imperio colonial. …También fue un regalo para el mundo oprimido en su búsqueda de referencia y modelo en un universo que no sólo era hostil, sino que, como afirmaba Frantz Fanon, ya se estaba apoderando de su pasado para desfigurarlo, distorsionarlo.”[2]
Esta terrible crisis multidimensional por la que atraviesa Haití es, por tanto, cínicamente fabricada y mantenida en gran parte por las antiguas potencias coloniales esclavistas y racistas hoy transformadas en potencias imperialistas. Estas últimas están en proceso de asfixiar a nuestro país con la asistencia efectiva de colaboradores locales conformados por líderes políticos títeres, corruptos, criminales, mafiosos impuestos por Washington y la de oligarcas corruptos, criminales que financian las bandas armadas.