Opinión

Vinicio Castillo Semán: el voto de la patria

Por: Rafael A. Escotto 

El país ha estado ausente de un debate entre políticos patriotas portadores de una eminencia irrefutable que enaltezcan con su notoriedad y sus maravillosas argumentaciones los símbolos inmarcesibles de la República con los que se identifican los pueblos. 

La última vez que el mundo político presenció un debate patriótico en evento mediático fue en los Estados Unidos de 1858 entre Abraham Lincoln, el candidato del Partido Republicano al Senado de los Estados Unidos por Illinois, y el senador en ejercicio Stephen Douglas, el candidato del Partido Demócrata.

 Como abogado y escritor estadounidense sugiero, como una manera de ponerle punto final al sainete o farsa política en la República Dominicana que se vive hoy en el Congreso, que se haga en este país un debate similar al de Lincoln-Douglas, por simbolismo político, en cada uno de los parques y plazoletas de las treinta y una provincias y el Distrito Nacional.

 En ese debate deben participar de manera preferencial los candidatos a senadores por el Distrito Nacional, durante tres horas, con un día de diferencia, para que el país escoja entre todos los candidatos a senador de la República al que luzca moralmente más aceptable, el que exhiba la mayor lealtad y entusiasmo por la preservación de los intereses de la nación dominicana.

 El tema principal debe ser la defensa de la soberanía nacional, la decapitación de la inmoralidad de la tradicional representación congresual para que se adecente o se purifique el hemiciclo. 

Los candidatos que están buscando regresar al gobierno de la República fueron quienes bloquearon en favor de sus hijos a través del Ministerio de Educación las becas que recibía las institucion de universidades extranjeras importantes dirigidas a estudiantes de todas las clases sociale que tuvieran buen índice académico.

 

Hoy los jóvenes de la aristocracia política partidaria exhiben a sus hijos graduados de centros académicos internacionalmente importantes como si fueran los non plus ultra, queriendo dejar entrever que después de ellos no existen otros jóvenes iguales.


Lo que sucedió fue que sus padres y amigos del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), bajo la presidencia de Leonel Fernández y compartes, taponaron el acceso de la juventud de los barrios populares de recibir una educación de calidad, que al regresar al país se convirtieran en los futuros líderes políticos y líderes empresariales. Esa discriminación llevó a buena parte de esos jóvenes de los sectores menos favorecidos, aun teniendo talento, a vivir una vida de paria social y otros tomaron, como reza la expresión, las de Villadiego, perdiéndose sin esperanza en los callejones y andurriales de los barrios.

 

 Para evitar que vuelva a repetirse la más obscena discriminación social contra nuestros jóvenes de clase media y media baja los padres de estos colectivos deben votar en las próximas elecciones congresuales a favor de un candidato con la amplitud de mira y con la fidelidad y el compromiso social que exhibe el licenciado Vinicio Castillo Semán, nieto de un prestante munícipe y biznieto de restaurador.

 

El país no debe dejarse seducir del canto mágico de aquellas sirenas políticas que embrujan a los votantes. El país ha entrado en un periodo de elecciones en las que los votantes están expuestos, como los marineros de aquel mito, al arte perfecto de las sirenas que los hacia entrar en un estado casi hipnótico. Oír las propagandas de algunos de estos políticos pícaros podría llevar al país a vivir una tragedia política irremediable. 

El candidato Vinicio Castillo Semán, corriendo en las boletas electorales de la Fuerza Nacional Progresista (FNP) y el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), representa lo opuesto a la que ha sido la tradición política que extravió los caminos del desarrollo y la gloria educativa del país; su patriotismo y su lealtad a los principios lo convierten en el mejor candidato a senador de la República. Por eso, votar por este candidato es un paso positivo hacia el rescate de la dignidad del Senado contra el caos, la marginación y una mediocridad legislativa que repugna.

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