La IA de los videojuegos aprende a detectar qué sentimos cuando jugamos

La llamada IA emocional tiene la capacidad de reconocer, interpretar y responder a las emociones humanas y adaptarse al jugador. Varios juegos ya la utilizan y los peligros de manipulación están al acecho
PorRicardo Fernández Rafael
La inteligencia artificial (IA) ha evolucionado significativamente en los últimos años. Uno de sus avances más espectaculares es la llamada IA emocional o IA afectiva.
Pero ¿qué es exactamente una IA emocional? En esencia, es un tipo de IA que no solo procesa datos y ejecuta tareas, sino que también tiene la capacidad de reconocer, interpretar y responder a las emociones humanas. Es decir, una IA que, por ejemplo, no solo entiende lo que usted dice, sino cómo se siente al decirlo.
Esta tecnología revolucionaria está empezando a encontrar su camino en el mundo de los videojuegos, transformando la manera en la que los experimentamos. En ellos, la IA emocional promete una experiencia más rica e inmersiva. ¿Cómo sería jugar un juego que se adapta a su estado de ánimo? ¿Un juego que responde a su alegría, su frustración o su tristeza? Hablamos de un nivel de personalización y conexión emocional nunca antes visto en este entorno.
Nuevos niveles de experimentación
Uno de los aspectos centrales de la IA afectiva es su capacidad para reconocer, comprender y adaptarse a las emociones de los jugadores.
Esto se logra mediante algoritmos, redes neuronales y métodos de procesamiento de datos que evalúan entradas como expresiones faciales, tonos de voz y señales fisiológicas. El objetivo es construir un sistema que no solo comprenda las emociones humanas en tiempo real, sino que también personalice sus respuestas en función de esas emociones.
Captura de pantalla del videojuego Façade (Procedural arts Wikimedia Commons)
Un ejemplo pionero de esta tecnología es Façade, un juego interactivo donde la comunicación con personajes virtuales se realiza a través de un chat en línea. La IA emocional del juego interpreta las respuestas de los jugadores para ajustar las reacciones de los personajes, creando una experiencia dinámica y personal. Otro ejemplo notable es The Last of Us, donde la IA ajusta la inteligencia y comportamiento de los enemigos como respuesta a las acciones del jugador. Si el jugador adopta un enfoque agresivo, los enemigos se vuelven más defensivos, adaptándose así a su estrategia y estado emocional.
En el ámbito de los simuladores, Sims 4 utiliza la IA afectiva para manejar las respuestas de los personajes virtuales a diferentes situaciones. Los “sims” pueden experimentar un amplio rango de emociones, como felicidad, tristeza o enfado, en función de los eventos en sus vidas virtuales, enriqueciendo la experiencia del jugador con una gama más amplia de interacciones.
En el sistema Némesis en La Tierra Media: sombras de guerra, la IA adapta dinámicamente la narrativa y las interacciones basadas en las acciones del jugador. Así, los enemigos recuerdan sus encuentros previos con el jugador y responden de manera diferente en futuros enfrentamientos.
En «Detroit: Become Human» uno de los personajes en una negociación con rehenes. Al jugador se le presentan diferentes opciones de diálogo para intentar calmar la situación (Wikimedia Commons)
La IA emocional también está abriendo nuevas fronteras en juegos más centrados en la narrativa, como Detroit: Become Human. En él, cada elección no solo cambia la trama, sino que también se ve influenciada por el estado emocional del jugador. ¿Tomaría las mismas decisiones si estuviera enfadado o triste, en calma o nervioso? La IA puede ajustar la historia de manera sutil pero profunda basándose en las emociones detectadas.
Cuestiones éticas
Más allá del entretenimiento, la IA afectiva tiene el potencial de revolucionar la terapia a través de videojuegos. Juegos como Celeste, que trata temas como la ansiedad y la depresión, son aún más efectivos al adaptarse a las emociones del jugador en tiempo real, ofreciendo una experiencia terapéutica personalizada.