Editoriales

De la ciclovía a la motovía

Las motocicletas han invadido y saturado las calles y avenidas de la capital y otras ciudades del país, generando serios problemas para la movilidad vehicular.

Con más de 3.2 millones de motocicletas circulando en todo el país, conducir un automóvil se ha convertido en un ejercicio de destreza extrema, casi un arte, para evitar colisiones con los motoristas que se abren paso de forma temeraria entre los vehículos.

La realidad en las calles se asemeja a un laberinto caótico, donde los conductores deben esquivar a motociclistas que surgen por los laterales, por detrás, o incluso cruzando frente a los autos sin previo aviso.

Es un desorden que, además de ralentizar el tránsito, pone en riesgo la seguridad de todos los usuarios de las vías.

Frente a esta problemática, nos atrevemos a hacer una propuesta que podría aliviar este caos: convertir las ciclovías existentes en motovías exclusivas para motocicletas.

Esta solución ha sido implementada con éxito en ciudades como Beijing, China; y Berlín, Alemania, donde corredores mixtos para bicicletas y motocicletas han demostrado ser funcionales para organizar el tránsito.

Las motovías podrían funcionar como corredores exclusivos para motos, delimitados de los carriles destinados a vehículos y autobuses, reduciendo así la interacción directa entre motocicletas y otros medios de transporte.

Esta reorganización no solo descongestionaría los carriles principales, sino que también reduciría los accidentes provocados por las maniobras arriesgadas de los motoristas.

Si las ciclovías actuales son insuficientes en términos de espacio, una alternativa sería ampliarlas recortando ligeramente las aceras de ciertas avenidas.

De hecho, ya es común ver a motoristas circulando por las aceras, tratando de evadir los tapones.

Este comportamiento no solo es una muestra del desorden, sino también una señal de la necesidad de ofrecerles una vía exclusiva que canalice su tránsito de manera ordenada y segura.

Un plan piloto para implementar esta idea podría comenzar en avenidas estratégicas de la capital, evaluando su impacto en la reducción del caos vehicular y los accidentes.

Además, estas motovías permitirían una supervisión más efectiva de los motoristas, facilitando controles como el uso de cascos, la documentación en regla y el respeto a las normas de tránsito.

La transformación de las ciclovías en motovías no solo contribuiría a ordenar el tránsito, sino que también mejoraría la seguridad y la convivencia entre los diferentes actores en las vías públicas.

Es hora de considerar soluciones innovadoras y pragmáticas para devolverle a nuestras calles el orden y la funcionalidad que merecen.

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