Desarrollo económico y liderazgo
El país marcha en lo económico de manera tal que está siendo reconocido como un modelo referencial dentro de los países de la región, sin embargo, no parece ser así en los aspectos de la institucionalidad y de la organización del Estado.
En el comportamiento institucional de los órganos del Estado y de la propia ciudadanía, más bien se da el fenómeno de la propensión a la rebelión contra el orden establecido por la Constitución y las leyes, predominando la informalidad de carácter primaria y afectiva, con un alto nivel de subjetividad y arbitrariedad individualista.
Esa estructura que rige el comportamiento social se convierte en una fuerte barrera que impide la aplicación de la lógica racionalista de la “organización y método”, con lo cual se dificulta la eficiencia en la gestión pública, al tiempo de promover la percepción subjetiva y negativa sobre la marcha del país y sus problemas.
En ese marco conductual los actores sociales y políticos tienden a resaltar los problemas puntuales y particulares que vive la población, así como las ineficiencias del Estado para resolverlos.
Por esas razones, se soslayan las acciones positivas de la gestión pública en materia del desarrollo económico, así como también los esfuerzos y el comportamiento presidencial caracterizado por la transparencia, la honestidad y la honradez del presidente en el buen uso de los recursos públicos y, además, apegado a la institucionalidad democrática.
Los logros económicos y las nuevas señales del nuevo paradigma del liderazgo presidencial están trazando el camino que habrá de seguir el desarrollo dominicano, con ética y prosperidad para todos y en el marco de la democracia social.
¡El camino, pues, está trazado!